
Calificación 85
Director: Martin Provost
Escritor: Martin Provost, Marc Abdelnour
Año: 2008
País: Francia/Bélgica
La actuación que logra desempeñar Yolande Moreau (Séraphine), es excepcional. La obra comienza con la vida cotidiana de la pintora, que en aquel entonces se dedicaba a limpiar casas, lavar las colchas, preparar desayunos etc. Tachada en su ciudad de ser tonta y no tener talento alguno continúa con sus labores hasta que por mera cohincidencia Wilhelm Uhde se topa con uno de sus cuadros. Uhde es un colleccionista y crítico de arte reconocido. Fue el primero en comprar un Picasso.
El trabajo de Provost lleva de la mano al espectador donde uno termina por visitar todas las mañas y rutinas de la pintora. La crudeza, la simpleza de la vida cotidiana a principios del siglo XX se capta a lujo de detalle. Los rituales que maneja antes y después de terminar una pieza, la colecta de sustancias para mezclar sus colores, las noches de vela guiadas por la obsesión de la pintura y demás detalles que se logran encapsular en secuencias visuales que forman los pilares de esta obra.
La película se olvida de las relaciones humanas y nos mete al mundo del artista. Dentro de los trabajos que se le pueden parecer podría mencionar la obra de Ed Harris, Pollock La Vida De Un Creador que precisamente narra la vida del artista Jackson Pollock. Uno de los puntos en los que falla un poco la mano de Provost es en sí el alejarse demasiado de las relaciones de Séraphine, ya que al final termina uno por no asimilar por completo las causas de cada una de las crisis por las que pasa Séraphine. Es un pequeño detalle que aleja a esta obra un poco de lo que sería un trabajo sólido y estructurado.
Séraphine es una gran obra, no se la pierdan.
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